4 Maneras en que la Navidad Brinda Oportunidades Misioneras
LA TEMPORADA NAVIDEÑA PARA LA MAYORÍA DE NOSOTROS TIENDE A SER UN TIEMPO PARA REDUCIR EL RITMO, CELEBRAR Y REFLEXIONAR.
LA TEMPORADA NAVIDEÑA PARA LA MAYORÍA DE NOSOTROS TIENDE A SER UN TIEMPO PARA REDUCIR EL RITMO, CELEBRAR Y REFLEXIONAR. SIN EMBARGO, LA NAVIDAD TAMBIÉN PUEDE BRINDAR OPORTUNIDADES ÚNICAS PARA QUE LOS CRISTIANOS VIVAN MISIONALMENTE DE MANERA TANGIBLE.
La temporada navideña para la mayoría de nosotros tiende a ser un tiempo para reducir el ritmo, celebrar y reflexionar. Sin embargo, la Navidad también puede brindar oportunidades únicas para que los cristianos vivan misionalmente de manera tangible. Si bien la ajetreada época navideña a veces puede distraernos de las prioridades espirituales, la Navidad es un poderoso recordatorio de la misión de Dios al mundo, encarnada en el nacimiento de Jesús. Los cristianos pueden aprovechar la temporada navideña para señalar a las personas hacia Jesús y recordarnos la invitación que tenemos para unirnos a Dios en su misión de redención en el mundo.
Conversaciones Misionales con Familiares y Amigos
La belleza de las festividades navideñas radica en que reúne a las familias. Durante la Navidad, las familias extendidas se reúnen para compartir comidas, intercambiar regalos y disfrutar de tiempo de calidad juntos. Durante este tiempo especial, surgen oportunidades únicas para compartir el amor de Cristo. Cuando compartimos comidas, es natural conversar sobre lo que ocurre en nuestras vidas. Si bien algunos miembros de la familia pueden ser creyentes, otros pueden no conocer a Cristo o estar alejados de Él.
Para muchos, hablar de Cristo, el Evangelio o la iglesia en reuniones familiares puede sentirse incómodo. Las conversaciones pueden volverse tensas, especialmente cuando estamos frente a alguien que podría estar desinteresado o incluso hostil hacia la fe cristiana. Como cristianos, entendemos que el evangelio a menudo es una piedra de tropiezo y ofensa para los incrédulos (1 Corintios 1:23). Sin embargo, también sabemos que el evangelio es “el poder de Dios para salvación de todo aquel que cree” (Romanos 1:16). La temporada navideña nos brinda la oportunidad de entretejer los hilos del evangelio en conversaciones naturales en torno a la mesa.
En lugar de comenzar con una presentación formal del evangelio, considera hablar sobre lo que Dios te ha estado enseñando recientemente. Comparte algo significativo de tu estudio bíblico o de un sermón de la iglesia que te haya impactado. Haz preguntas amables pero intencionales sobre la fe o sobre cómo están espiritualmente. A menudo son estos toques personales los que abren la puerta a conversaciones más profundas. Si surge la oportunidad, considera usar herramientas como “3 Círculos”, “La Historia” o “De la Creación a Cristo” para guiar la conversación.
Es crucial recordar que, aunque la conversación pueda volverse tensa o incómoda, la eternidad está en juego. El familiar con quien hablas fue creado a imagen de Dios, es amado por Él, y Dios desea redimirlo y reconciliarlo consigo mismo. Esto debería motivarnos a hablar la verdad con amor y señalar a otros hacia la esperanza en Cristo. La Navidad nos brinda una oportunidad única para tener estas conversaciones intencionales con quienes están más cerca de nosotros.
Dar a Misiones como Reflejo del Evangelio
Otra manera de enfocarnos en misiones durante la Navidad es a través de la práctica de dar. La Navidad ya es una temporada de generosidad, pero dar como cristianos es más que regalar obsequios. Es una oportunidad para reflejar el regalo supremo: Jesucristo, a quien Dios dio para la salvación del mundo. Una de las maneras tangibles en que los cristianos pueden involucrarse en misiones es donando directamente a causas misioneras locales y globales.
Considera apartar una parte de tu presupuesto navideño para donar a organizaciones que están llevando el evangelio a grupos no alcanzados o apoyando iglesias en áreas de difícil acceso. Discute con tu familia cómo pueden juntar recursos para hacer una contribución significativa a estas causas. Esta práctica no solo fortalece la misión de la iglesia globalmente, sino que también enseña a los niños y a los miembros de la familia el valor de la generosidad misional. A través de dar de manera sacrificial y generosa, participas en misiones locales y globales, encarnando el mensaje de Jesús de manera tangible.
Orar por los Perdidos y los No Alcanzados
La Navidad también es un tiempo para renovar nuestro compromiso con la oración, particularmente por los perdidos y los no alcanzados. Mientras te reúnes con tu familia, haz que la oración sea una parte central de tus celebraciones navideñas. Considera apartar momentos específicos durante la temporada navideña para orar por familiares que aún no conocen a Cristo, así como por misioneros que sirven en todo el mundo.
Crea una tradición familiar en la que, antes o después de las comidas navideñas, oren juntos por individuos o grupos específicos. Ora por valentía y claridad en las conversaciones sobre el evangelio y por corazones abiertos para recibir el mensaje de salvación. Ora por la guía de Dios mientras buscas servir a otros durante esta temporada y por oportunidades para compartir el evangelio. Al alinear tu corazón con la misión de Dios a través de la oración, probablemente encontrarás que las oportunidades para participar en misiones durante la Navidad se vuelven más evidentes.
Vivir en Misión en Nuestras Familias, Vecindarios y Comunidades
Finalmente, la Navidad es un momento ideal para enfocarse en servir a otros, tanto dentro de la familia como en la comunidad. Jesús vino no para ser servido, sino para servir (Marcos 10:45), y la Navidad ofrece innumerables oportunidades para hacer lo mismo. Ya sea a través de pequeños actos de bondad hacia familiares o mayores esfuerzos para ayudar a los necesitados, el servicio es una forma poderosa de vivir el mensaje de la Navidad.
Piensa en cómo puedes servir a tus vecinos, compañeros de trabajo o a aquellos en tu iglesia que puedan estar pasando por dificultades durante las fiestas. Podrías ofrecer cuidar a los hijos de un padre soltero, proporcionar comidas a una familia necesitada o invitar a un vecino solitario o a un estudiante internacional a celebrar la Navidad contigo. Servir a otros sin esperar nada a cambio refleja el amor desinteresado de Cristo y abre puertas para conversaciones sobre el evangelio.
El servicio no tiene que ser complicado. Puede ser tan simple como escuchar con atención, mostrar paciencia con familiares difíciles o pasar tiempo adicional con alguien que está de duelo durante las fiestas. Al servir a otros de maneras pequeñas y grandes, los señalamos hacia Aquel que vino a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Conclusión
La Navidad es mucho más que una festividad: es una oportunidad única para enfocarnos en misiones en todos los aspectos de nuestras vidas. A través del tiempo en familia, el dar, la oración y el servicio, podemos convertir esta temporada en un tiempo de testimonio intencional del evangelio. Mientras nos reunimos con seres queridos y celebramos el nacimiento de Cristo, mantengamos la misión de Dios en el centro de nuestros corazones. Esforcémonos juntos por hacer discípulos de todas las naciones: alrededor de la mesa y hasta los confines de la tierra, para la gloria de Aquel que se encarnó para que podamos tener vida eterna.