La Iglesia necesita desesperadamente una buena Cristología
La vida y la salud de la iglesia dependen de una Cristología correcta, arraigada y fundamentada en una teología adecuada.
NO HAY UNA NECESIDAD MÁS GRANDE PARA LA IGLESIA HOY QUE PENSAR CORRECTAMENTE SOBRE JESÚS
No hay una necesidad más grande para la iglesia hoy que pensar correctamente sobre Jesús, bíblicamente y teológicamente. La vida y la salud de la iglesia dependen de una Cristología correcta, arraigada y fundamentada en una teología adecuada. No solo se trata de una Cristología confesada, sino de una que nos lleve a la fe, la confianza y la seguridad en nuestro Señor Jesús, y a una vida entera vivida en adoración, alabanza y obediencia al Dios trino.
La razón por la que esto debe ser así es obvia si hemos comprendido lo que enseña la Escritura sobre nuestro Dios trino a la luz del Hijo encarnado. Dado que Jesús es el Hijo divino, el eterno “Verbo hecho carne” (cf. Juan 1:1, 14), solo en él está la vida y la vida eterna (Juan 17:3). Repetidamente, la Escritura nos recuerda que solo en Cristo se cumplen todos los propósitos soberanos de Dios (Heb. 1:1–3). Como Pablo nos recuerda hermosamente, el plan eterno de Dios es traer “todas las cosas”, “las que están en el cielo y en la tierra”, bajo el señorío de Cristo (Ef. 1:9–10), algo que ya comenzó en su primera venida y que se consumará en su regreso. Jesús, el Hijo divino encarnado, es central en el plan eterno de Dios y en su obra de nueva creación. De hecho, como Pablo nos recuerda nuevamente en su famoso himno cristológico, no solo es el Hijo eterno aquel por medio de quien el Padre ha creado, sino que el propósito mismo de la creación es, en última instancia, “para él” (Col. 1:16).
Los errores cristológicos son mortales
Dada la centralidad de Cristo en la Escritura y la teología, no es sorprendente que identificarlo incorrectamente sea algo tan serio. De hecho, como bien nos recuerda Jeremy Jackson, en el corazón de toda herejía y de los malentendidos del evangelio y la teología cristiana hay una distorsión o negación de Cristo. De muchas maneras, la Cristología de una persona es una prueba de toda su teología. Cuanto más equivocada esté nuestra Cristología, especialmente en cuanto a la identidad única y exclusiva del Hijo y su obra completamente suficiente, más incorrecta será nuestra teología en otras áreas. “Las ideas tienen consecuencias”, y la “idea” más central para entender correctamente es quién es Jesús en relación con el Dios trino. Existen muchas creencias que distinguen al cristianismo de otras cosmovisiones, pero ninguna es tan central y significativa como la identidad de Jesús.
Reflexionar sobre todo lo que dice la Escritura acerca de Jesús y luchar con la iglesia mientras ella ha buscado confesar fielmente a Cristo no es una tarea fácil, pero es absolutamente necesaria, especialmente si vamos a pensar correctamente sobre Dios, el evangelio y toda la fe cristiana. El estudio de la Cristología no está reservado para los teólogos académicos; es el privilegio, la responsabilidad y la gloria de todo cristiano. La vida cristiana y el ministerio cristiano tratan de conocer a Dios en verdad, creer y obedecer la Palabra de Dios en nuestras vidas, y estar vigilantes por la verdad del evangelio al “derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Cor. 10:5).
A Cristo sea la gloria
Aunque la Escritura y la teología nos recuerdan la centralidad de Cristo en todo, tristemente, la iglesia evangélica corre el riesgo de descuidar esta verdad. La evidencia de esta preocupación se encuentra en el informe del Estado de la Teología de 2018, que revela una grave falta de conocimiento y fidelidad bíblica-teológica. Pero más evidencia se encuentra en lo que parece ser la última discusión en las redes sociales. La iglesia evangélica parece más dispuesta a “luchar” y “dividirse” sobre asuntos que son implicaciones del evangelio que a mantenerse fiel por las verdades que son centrales para el evangelio, a saber, la Cristología y la teología adecuada, como se evidencia en la encuesta del Estado de la Teología.
La iglesia existe primero para conocer y proclamar la gloria del Dios trino en la faz de Cristo
Mi objetivo es llamar a la iglesia de nuevo a lo que es central: la gloria de Cristo. Mi esperanza es equipar a la iglesia para que conozca mejor los datos bíblicos fundamentales sobre Cristo y la confesión teológica de la iglesia acerca de él. Mi oración es que, al pasar tiempo reflexionando sobre la gloria y majestad de nuestro Señor Jesucristo, seas llevado, de alguna manera, a un renovado deleite por conocer y proclamar a Cristo y solo a él (Col. 1:28). De hecho, la iglesia existe primero para conocer y proclamar la gloria del Dios trino en la faz de Cristo, y un alejamiento de este centro llevará a la iglesia lejos de la vida y la salud.
Una de las visiones culminantes de las Escrituras es Apocalipsis 4–5. Es una visión impresionante en la que se ve al Dios trino en toda su gloria, santidad, autoridad, soberanía y autosuficiencia. En esta visión, se nos recuerda lo que es verdaderamente central e importante: el Señor en su trono y el Cordero que fue inmolado. En cada generación, los cristianos necesitan esta visión para renovarse. Necesitamos ser recordados sobre quién es central, quién es digno, a quién debemos obedecer, y quién es nuestra única esperanza y salvación. Como resultado de reflexionar sobre la gloria de nuestro Señor Jesús en la Escritura y la teología, que seamos llevados a confesar con las huestes angélicas:
“A aquel que está sentado en el trono y al Cordero,
sea la bendición, la honra, la gloria y el poder por los siglos de los siglos” (Apoc. 5:13).
Notas:
- Jeremy C. Jackson, No Other Foundation: The Church through Twenty Centuries (Westchester, IL: Crossway, 1980), 31–42.
- The State of Theology, Ligonier, consultado el 7 de mayo de 2020, thestateoftheology.com
- Este artículo está adaptado de The Person of Christ: An Introduction por Stephen J. Wellum.
Nota del editor: Este artículo apareció originalmente en Crossway.