La Importancia de la Oración Corporativa
¡OREMOS — TANTO EN PRIVADO COMO JUNTOS, COMO HERMANOS Y HERMANAS EN LA FAMILIA DE DIOS!
“La familia que ora unida, permanece unida.” Esta frase pegajosa fue creada en 1947 como un lema de la Cruzada del Rosario en Familia, dirigida por un sacerdote irlandés llamado Patrick Peyton (1909–1992). Inspirado por el hecho de que antes de la batalla naval de Lepanto en 1571, los soldados y marineros de la Santa Liga —una coalición de estados católicos— oraron a la Virgen María a través del rosario para obtener la victoria sobre la flota musulmana del Imperio Otomano, Peyton ideó la idea de rezar el rosario como una forma de combatir el comunismo. Un redactor publicitario llamado Al Scalpone (1913–2000), quien más tarde tuvo éxito en la televisión, es en realidad el creador del lema.
A pesar de estos orígenes interesantes, la frase captura un aspecto importante de la teología de la oración en el Nuevo Testamento: la importancia de orar juntos. Pensemos en la carta de Pablo a Filemón en este sentido. A primera vista, parece ser una carta privada en la que el apóstol Pablo aborda con discreción y tacto el caso del esclavo fugitivo de Filemón, Onésimo.
La apertura de la carta está llena de términos familiares. Pablo y su “hermano” Timoteo escriben a Filemón, a quien consideran un “amado colaborador” (Filemón 1:1), así como “a la hermana Apia, a Arquipo nuestro compañero de lucha y a la iglesia que está en tu casa” (Filemón 1:2). En su comentario sobre este versículo, John Gill (1697–1771) sugirió plausiblemente que Apia era la esposa de Filemón. ¿Y Arquipo? ¿Era su hijo? Pablo también menciona a Arquipo en Colosenses 4:17, donde lo exhorta: “Mira que cumplas el ministerio que has recibido en el Señor.”
Después de este saludo y bendición inicial, Pablo se dirige a Filemón en el cuerpo de la carta. Desde el versículo 4 hasta la primera parte del versículo 22, todas las referencias a “tú” en el griego original están en singular. Sin embargo, en la segunda parte del versículo 22 ocurre un cambio repentino al plural. Pablo le pide a Filemón que le prepare una habitación para hospedarse y le explica la razón: “Espero que por sus oraciones les seré concedido.” (Filemón 1:22). Aquí, Pablo cambia a la segunda persona del plural. Este cambio, que pasa desapercibido en muchas traducciones modernas, no es accidental ni un simple recurso estilístico. Detrás de él hay una profunda apreciación de la oración en comunidad.
Aunque la carta está dirigida a Filemón, ya que trata un asunto personal, Pablo nunca olvida que Filemón pertenece a un grupo de creyentes que se reúne en su casa como iglesia doméstica (Filemón 1:2). Sabemos los nombres de cuatro miembros de esta familia extendida: Filemón, Apia, Arquipo y ahora, Onésimo. Notemos también que Pablo usa términos familiares para referirse a Onésimo: es su “hijo” espiritual (Filemón 1:10) y, como tal, un “hermano amado” (Filemón 1:16).
Al final de la carta, Pablo informa a Filemón de su intención de visitarlo y de su confianza en que los creyentes que forman parte de su iglesia en casa lo recuerdan constantemente en oración (Filemón 1:22): “Prepárame también alojamiento, porque espero que por sus oraciones les seré concedido.” El contexto comunitario de la carta, reflejado en los versículos 1 y 2, reaparece de manera evidente aquí.
Cuando Pablo piensa en Filemón orando por su liberación de la prisión y su futura visita, no puede separar sus oraciones de las de su “familia” de creyentes en Colosas. Su dependencia de la comunidad de creyentes en su ministerio es clara, ya que menciona su seguridad en que no solo Filemón, sino toda la iglesia en su casa, está orando por él.
Además, el contexto de estas oraciones no debe limitarse únicamente a los tiempos personales de oración de estos creyentes. El lenguaje de Pablo sugiere que la iglesia en casa de Filemón oraba unida y en comunidad por su liberación. Como señaló el comentarista bautista del siglo XVIII John Gill: “La oración eficaz del justo puede lograr mucho” (Santiago 5:16).