La palabra ley en el Antiguo Testamento es torah. Algunos entienden que torah significa instrucción o enseñanza más que mandamientos. Según esta postura, torah incluiría las promesas de Dios y los relatos de su obra redentora. Sin embargo, esta definición más amplia no es del todo precisa, ya que torah no se refiere principalmente a un rango tan amplio de contenido, sino que, por lo general, apunta a las regulaciones o mandamientos específicos de Dios.

La palabra torah se relaciona principalmente con los mandamientos, enfatizando la obediencia a lo que Dios ha instruido, en particular las leyes dadas a Moisés en el monte Sinaí. No obstante, algunos pasajes sugieren un significado más amplio. Por ejemplo, Job 22:22 dice:

“Recibe la instrucción de su boca, y pon sus palabras en tu corazón.”

Pero incluso en estos casos, el contexto del pasaje implica o asume requisitos o mandamientos. Los términos sinónimos de torah y los verbos asociados con ella en el Antiguo Testamento consistentemente destacan su enfoque en las regulaciones prescriptivas de la ley y la necesidad de obedecer los mandamientos de Dios. Por ejemplo, frecuentemente encontramos verbos como “guardar”, “andar en” o “hacer” la ley. De manera similar, los verbos que describen la desobediencia a la torah subrayan el fracaso de Israel en cumplir la ley: Israel “olvida” hacer la ley, “transgrede” la ley o “rechaza” la ley.

La torah se introduce con frecuencia con frases como “esta es la ley”, particularmente en Levítico y a veces en Números, donde se refiere a regulaciones específicas. Además, la torah suele asociarse con un libro escrito que contiene estas leyes. El énfasis está consistentemente en obedecer y guardar los mandamientos de Dios. El término resalta principalmente lo que Dios exige de su pueblo: sus mandamientos, estatutos y leyes.

En el Nuevo Testamento, el término nomos a menudo se utiliza de manera paralela al uso de torah en el Antiguo Testamento. En algunos casos, nomos se refiere de manera general a las Escrituras del Antiguo Testamento, particularmente al Pentateuco, como en la expresión “la Ley y los Profetas”. Sin embargo, en la mayoría de los casos, hace referencia a preceptos y requisitos específicos de la Ley Mosaica. Este enfoque es evidente en pasajes como Mateo 5:18-19, donde “la jota y la tilde” se refieren a los mandamientos de la Ley.

Pablo también entiende la ley principalmente como un conjunto de mandamientos, en particular los del pacto mosaico. Él enfatiza la necesidad de obedecer la ley en sus referencias al pecado como una violación de la misma, la imposibilidad de alcanzar justicia a través de ella y las “obras de la ley” como acciones requeridas por esta. Pablo también sitúa la ley en su contexto histórico, como parte del pacto mosaico, y frecuentemente usa la expresión “bajo la ley” para describir la sujeción a sus mandamientos. De manera similar, en Hebreos, el término ley se refiere consistentemente a la Ley y al pacto mosaico, con un enfoque en las regulaciones sacerdotales y sacrificiales.

Existe cierto debate sobre si Pablo usa ocasionalmente el término ley de manera metafórica para referirse a un “principio” o “poder”, como en Romanos 7:21-25 y 8:2. Aunque esto no es crucial para entender la ley en el resto de las Escrituras, es probable que Pablo lo use metafóricamente en estos casos, refiriéndose a principios como el pecado o el poder del Espíritu.

Entonces, ¿qué significa la palabra ley en las Escrituras?

En ambos Testamentos, el término ley se enfoca en los mandamientos y regulaciones del pacto mosaico. En la mayoría de los casos, no se refiere a la instrucción en un sentido general, sino que enfatiza lo que Dios demanda que su pueblo haga. Esto es evidente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, donde verbos como “guardar” y “hacer” están estrechamente vinculados con la ley.