Levítico 18:5 tiene un papel especial en la enseñanza de Pablo sobre la ley y la justificación por la fe.

En Levítico 18:5, Dios le dice a Israel: “Guardarán mis estatutos y mis leyes, por los cuales vivirá el hombre si los cumple”. En el contexto pactual de Levítico, Dios llama a Israel a obedecer sus mandamientos como respuesta a su gracia, después de haberlos liberado de Egipto. La vida que Dios promete a Israel en este versículo es, principalmente, la vida en la tierra prometida. Es decir, la obediencia de Israel a las leyes del Señor resulta en su permanencia en la tierra, mientras que la desobediencia conlleva el exilio.

Esta promesa se repite en varias ocasiones a lo largo del Antiguo Testamento, particularmente en Ezequiel. Ezequiel explica el exilio de Israel como resultado de su desobediencia a la Ley. En Ezequiel 20, Dios recuerda cómo Israel rechazó sus estatutos, los cuales prometían vida abundante en la tierra. La desobediencia de Israel, según Ezequiel, revela un problema más profundo: su incapacidad para guardar los mandamientos de Dios debido a un corazón endurecido. La solución que presenta Ezequiel es que Israel necesita un corazón nuevo, el cual solo Dios puede dar a través de su Espíritu.

Levítico 18:5 en la tradición judía

En algunas tradiciones judías, Levítico 18:5 comienza a interpretarse como una promesa de vida más allá de la simple permanencia en la tierra prometida. Por ejemplo, los Tárgumes y otros escritos judíos interpretan el versículo como una promesa de vida eterna para aquellos que cumplen la ley.

El uso de Levítico 18:5 por Pablo

De manera similar, Pablo cita Levítico 18:5 en Romanos 10:5 y Gálatas 3:12, para contrastar la justificación por la ley con la justificación por la fe. Mientras que en el contexto del Antiguo Testamento la “vida” prometida está ligada a la tierra prometida, Pablo amplía ese concepto y lo interpreta como justificación delante de Dios y, más allá aún, como vida eterna en Cristo, una vida que no puede obtenerse por medio de la ley debido a la incapacidad del ser humano para cumplirla.

Pablo capta lo que ya se ve en Ezequiel: nadie puede guardar perfectamente la ley; por tanto, la vida a través de la ley es imposible. La vida eterna solo viene por medio de la fe en Cristo, cuyo sacrificio expiatorio ha cumplido lo que la ley exigía pero no podía proveer.

Implicaciones teológicas

El uso de Levítico 18:5 por parte de Pablo revela nuestro pecado y la necesidad de salvación por la gracia de Dios.

Conclusión

Levítico 18:5, entonces, se refiere originalmente a la bendición de permanecer en la tierra prometida por medio de la obediencia a la ley. Sin embargo, el fracaso de Israel en guardar la ley y su posterior exilio señalan un problema más profundo: la necesidad de una transformación del corazón. Pablo toma este concepto y lo interpreta a la luz del evangelio, mostrando que la vida eterna no viene a través de la ley, sino a través de la fe en Cristo.