Nueve pautas para aconsejar a personas con tendencias suicidas
La naturaleza que amenaza la vida del suicidio te llama a amplificar tus habilidades normales de atención y relación. No minimices el impacto de tu presencia atenta y compasiva.
MIENTRAS NO PUEDES RESOLVER TODOS LOS PROBLEMAS QUE UNA PERSONA SUICIDA ENFRENTA, PUEDES, SUPLICANDO Y ORANDO, APUNTARLE AL ÚNICO QUE PUEDE, Y PUEDES COMPROMETERTE A CAMINAR CON ÉL EN SUS LUCHAS.
¿Cómo debes ministrar a amigos o aconsejados que parecen tener tendencias suicidas? Aunque el espacio no permite una discusión sobre las señales de advertencia [1] y una guía bíblica más completa [2], considera nueve pautas introductorias:
1. Entra en el mundo de la persona y muestra un cuidado especial en medio de los factores estresantes que lo tientan hacia el suicidio.
La naturaleza que amenaza la vida del suicidio te llama a amplificar tus habilidades normales de atención y relación. No minimices el impacto de tu presencia atenta y compasiva.
2. Si la persona no ha mencionado el suicidio pero lo sospechas, pregunta.
Aborda el tema. Rechaza el mito de que mencionarlo podría implantar la idea en su mente y, por lo tanto, fomentarlo. La persona que manifiesta señales probablemente ya ha considerado el suicidio en algún momento. Hablar del tema proporciona un lugar seguro para discutirlo.
Preguntas como estas podrían ayudar (cada respuesta conduce a la siguiente pregunta):
- “¿Alguna vez has pensado en el suicidio?” Si la respuesta es sí, entonces…
- “¿Con qué frecuencia?” “¿Cuándo fue la última vez?” “¿Estás pensando en eso ahora?” Si la respuesta es sí, entonces…
- “¿Cómo lo harías?” “¿Qué tan definido está tu plan?”
Si la persona expresa intención suicida, consulta la pauta 8 a continuación.
3. Esfuérzate por comprender tanto sus presiones situacionales como sus creencias y motivos internos.
Las personas con tendencias suicidas operan con una lógica interna, aunque pueda parecer distorsionada. Si bien generalmente implica algo como “la vida no vale la pena vivirla” o “yo no valgo la pena, así que terminaré mi vida,” no existe una única causa para el suicidio (por ejemplo, no todas las personas suicidas están deprimidas). Conoce a esta persona.
Anímale a hablar libremente, especialmente sobre sus pensamientos aparentemente irracionales o irresponsables. Respuestas de pánico (“¿Qué quieres decir con que estás pensando en…?”) o despectivas (“No estarás pensando en hacer algo estúpido, ¿verdad?”) pueden cerrar la comunicación.
4. Ministrale el evangelio.
Lleva la esperanza de Jesucristo y Sus provisiones multifacéticas de salvación. Esto incluye desenterrar cariñosa y cuidadosamente las respuestas de su corazón a las presiones y presentar la belleza y el poder transformador de Cristo.
5. Suplica personalmente a la persona que no se suicide.
Apela a ella. Usa razones racionales y relacionales para persuadirle.
6. Recuerda que la persona cuya vida es tan miserable que cree que necesita terminarla probablemente necesita terminar esa vida y encontrar en Jesús una nueva vida.
Considera el concepto de “desacuerdo compasivo” de Jay Adams: estar de acuerdo con su diagnóstico (“amigo, esta vida que estás viviendo necesita terminar”) pero en desacuerdo con su remedio contemplado (“pero tengo una forma de terminar esa vida que es un millón de veces mejor que tu manera”).
7. No ministres solo.
Busca conectar al aconsejado con algunos creyentes maduros y compasivos. Trabaja con ellos como un equipo de cuidado para observar, cuidar y animar a la persona.
8. Toma en serio las amenazas de la persona; errar en el lado de la seguridad.
No asumas que las amenazas son meramente gritos de ayuda; podrían ser intentos reales. Dependiendo del grado de riesgo, pídele que acuerde no hacerse daño, que contacte contigo si tiene pensamientos suicidas, y que siga el plan de cuidado que le proporciones.
9. Recuerda este punto clave: el suicidio es la decisión de la persona.
No puedes detener a alguien por completo, pero no eres responsable de su elección.
Aunque no puedes resolver todos los problemas, puedes señalarle a Cristo y comprometerte a acompañarle en su lucha.
Preguntas para reflexionar
En tu experiencia ministrando a personas suicidas, ¿cuáles de estas pautas te parecen más importantes? ¿Qué añadirías?